lunes, 11 de mayo de 2015

Roxett y el sexo:Tú Tinto y yo Blanco

Cuando levanté la mirada, entendí que eras tú. Yo era una princesa cansada de cuentos, donde los principes eran demasiado azules y de tonos que no llegaban a la altura de un color merecedor de un cuento donde las princesas solían ser las dueñas del corazón de cualquier hombre capaz de rescatarla de enormes, grandes y horribles dragones.

Entendí que eras tú, cuando tú perfume embriagaba mis sentidos y permanecian en mi alma hasta nuestro próximo encuentro. Entendí que eras tú la primera vez que te perdí y no era capaz de vivir sin tí. Entendí el significado de la palabra amor cuando compartí contigo mi corazón.

Aquella noche tus manos recorrieron la linea que separa el bien y el mal. Tus labios pecarón sobre mi piel, haciéndome sentir la diosa más maligna del Olimpo. Tú eras el transeunte que decidió recorrer mi mundo, hasta llegar a mi habitación. Necesitabas sentir el placer de lo prohibido para escribir la aventura de pecar sobre papel mojado. Que sensación más extraña; una habitación donde el sexo quedaba en un segundo lugar y dónde le dabamos importancia a los sentimientos más efimeros. 

Que sensación la de dormir junto al amor, abrazar al deseo y soñar en la misma almohada...

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