Seguir cuando creo que no puedo mas...es lo que me diferencia de
los demás. Sentir que me falta el aliento cuando me miran no entra dentro mis
fantasías. Dejar de contar al mundo lo que me excita para gritar lo que
me enamora. Aprender a querer... y olvidar tener que ser una Diosa. Disfrutar
de ser amada a la vez de ser deseada. Olvidar a la fémina dominante que
aprisiona a sus mansos guerreros en una habitación...para dejar las
puertas abiertas a los sentimientos. Sentir unos labios carnosos en mis pechos
que me hacen anularme como Diosa del Olímpo para convertirme en una esclava
romana. Algo está pasado...
Una velada a la luz de las velas y un Blues. Un roce en la mejilla
y una caricia en el cabello con la mas sincera suavidad y amago de
hacerme llegar al éxtasis mientras sus manos caminaban en un caliente recorrido
hacia mi suave espalda. Solo él consigue atraparme entre sus brazos sin que me
de cuenta. Sentía sus labios carnosos saboreando mi miel. Sus manos
consiguieron atravesar mi vestido y se postraron en mi cintura con la intención
de desnudarme delicadamente...el reloj dejó de funcionar durante toda la noche
para convertirnos nosotros en dueños de nuestro tiempo. Durante semanas estuve
deseando ese momento. Fantaseando con sus caricias, besos y abrazos...e
intentando imaginar el dulce olor de su cuerpo. Solo pude cerrar los ojos y
dejarme llevar en ese bonito baile. Escuchaba sus gemidos que a su vez me
hacían deducir la intensidad de su excitación. Tocaba melodía en mi delicado
secreto, y hacia desaparecer mi aliento que con el tiempo parado nos hizo
fundirnos entre orgasmos muy deseados.
Abrí los ojos, la habitación cambió de color....y el reloj volvió
a su hora.
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